Harav Yitzchak Ginsburgh

martes, 22 de marzo de 2011

El Tzadik Infeliz

Quiero ser un verdadero tzadik (un justo consumado), pero no lo soy.
¿Es porque no lo deseo suficiente, o hay alguna otra razón?
No todos fuimos creados con el potencial de llegar a ser un tzadik consumado, sólo unos pocos elegidos. Cuanto más quiero y más trato, me acerco más (o así parece), pero lo más probable es que nunca llegue a mi meta. Todos mis pasos finitos nunca me llevarán al infinito.
Debo aprender a comprender que mi Creador desea y obtiene infinito placer, como si fuera, de mis intentos sinceros y honestos de ser completamente bueno, aunque al final del día mis intentos puedan parecer que fueron fútiles.
Algunas almas logran llegar a su finalidad en este mundo, pero la mayoría no, no importa cuán arduamente tratan. Cada tipo de alma le brinda a Dios el placer de haber creado el mundo exactamente como es (es decir, no haber creado un mundo perfecto). Dios ha plantado la mala inclinación en nuestros corazones, por una razón sólo conocida por Él, y es virtualmente imposible desarraigarla de nuestro subconsciente. Los pocos que de hecho sí tienen éxito son los que fueron dotados de nacimiento.
Los sabios enseñan que hay dos niveles de tzadik,  los completos (consumados) y los incompletos, aquellos que no desarraigaron completamente el mal de su subconsciente. Un tzadik completo es llamado “tzadik que es bueno para él”, mientras que un tzadik incompleto es llamado “un tzadik que es malo para él”.
La frase “bien o mal para él” tiene varias interpretaciones. Una es que experimenta el bien/mal en su vida, en lo que le ocurre. Una segunda interpretación es que tiene sólo bien o tiene aun algo de mal en su subconsciente, que es la interpretación descripta antes.
Pero hay una tercera interpretación: Quien es tzadik siente lo bueno que es ser tzadik. Es feliz y agradecido a Dios por ser un tzadik.
¡Pero hay otro tzadik que se siente mal por ser tzadik! No se lamenta del hecho de que es un tzadik, pero se siente mal por eso. ¿Por qué? Porque todos sus hermanos y amigos, todos nosotros, estamos tan lejos de su nivel. Sufre desde su soledad existencial, y nunca deja de rezar a Dios que todos alcancen su nivel, y más.

domingo, 20 de marzo de 2011

LAS COSAS OCULTAS

David implora a Dios: “Quién puede entender los errores; límpiame de las cosas ocultas”.
שגיאות מי יבין מנסתרות נקני”.
Los errores son pecados involuntarios. ¿Pero qué son las “cosas ocultas?
Un error es una equivocación, una falla de cálculo de la mente (un error relativamente “subjetivo”) o un mal cálculo de una situación (un error relativamente “objetivo”, algunos comentaristas llaman a este segundo tipo de error una “cosa oculta”). Hay tres interpretaciones básicas para las “cosas ocultas”:

1.      Una expresión negativa (tanto en pensamiento, palabra o acción), desapercibida incluso para uno mismo, motivada por un deseo o miedo inconciente.
2.      Un pensamiento negativo completamente conciente, conocido para uno mismo pero oculto para los demás.
3.      Un pecado intencional realizado en privado (oculto a los ojos de los demás)

El paradigma de tres etapas del servicio Divino y la rectificación espiritual del Baal Shem Tov, sumisión-separación-dulcificación, se aplica perfectamente a los tres tipos de “cosas ocultas”.
El único camino hacia nuestro subconciente es por medio de la sumisión. El ego es quien bloquea el acceso al subconciente. Cuando nuestro ego inicialmente exagerado es sometido, nos volvemos sensitivos y perceptivos de nuestras motivaciones subconcientes y podemos ocuparnos de ellas.
Separación es el poder innato de nuestra alma de cortar toda “sobre piel” negativa, circuncidar nuestro corazón. Nos volvemos capaces de controlar nuestros pensamientos y asegurarnos de “pensar bien” siempre (nunca dejar nuestra mente vacía, la vacuidad invita a la negatividad).
Finalmente, dulcificación es una acción (que también incluye al habla), un incremento continuo en el fluir de nuestros actos de bien hacia todos (hacia Dios cumpliendo aquellos mandamientos que son entre el hombre y Dios, y hacia el hombre con abundante benevolencia hacia nuestro prójimo).  

La Rectificación de Edom e Ishmael

Los dos más grandes exilios del Pueblo Judío en nuestros días:
Edom (אדום, 51) e Ishmael (ישמעאל, 451) suman 502 = “Maldito Haman” (ארור המן, arur Amán) = “Bendito Mordejai” (ברוך מרדכי, baruj Mordejai).
El alegre vino de Purim nos transporta al lugar donde no somos capaces de distinguir entre “Maldito Hamán” y “Bendito Mordejai”. Vemos sólo números, y si dos expresiones tienen la misma guematria son indiferenciables.
Ishmael (el hijo de Abraham) es considerado el “producto residual” de Abraham, y Edom (Esav, el hijo de Itzjak) es considerado el “producto residual” de Itzjak. En Cabalá, Abraham es la “derecha” rectificada e Itzjak  es la “izquierda” rectificada. Ishmael, entonces, representa la extrema derecha profana y Edom representa la extrema izquierda profana.
Bendecir el bien fortalece las chispas de bien para que se manifiesten desde el interior del contexto del mal. Maldecir el mal rompe las “cáscaras” que impiden que se revele el bien atrapado en las cascaras.
Bendecir el bien caracteriza la derecha, mientras que maldecir el mal caracteriza la izquierda. Y así uno podría pensar que “bendito Mordejai” se refiere a la rectificación del exilio ishmaelita, mientras que “maldito Hamán” se refiere a la rectificación del exilio edomita.
Pero en este contexto la Cabalá enseña que las dos manos, derecha e izquierda, deben cruzarse. El poder de lo sagrado de maldecir el mal debe ser aplicado ante todo a la extrema derecha, el exilio ishmaelita, mientras que el poder de lo sagrado de bendecir el bien debe ser aplicado principalmente a la extrema izquierda, el exilio edomita.
Hay que notar, sin embargo, que los dos juntos, Ishmael y Edom, suman 502, el valor de las dos frases “maldito Hamán” y “bendito Mordejai”. Cada exilio tiene una chispa de bien que puede ser redimida sólo a través de bendecir (Mordejai), y cada uno tiene cáscaras que deben ser quebradas para revelar el bien maldiciendo el mal (Hamán).
Nuestro éxito en maldecir el mal y bendecir el bien depende de la ecuanimidad de nuestro espíritu, reconocer que ambos extremos y aparentemente dos “energías” opuestas (maldecir y bendecir) son esencialmente iguales.
La ecuanimidad proviene del reconocimiento de que lo que verdaderamente importa es el resultado, la revelación, redención y elevación (a su origen Divino) del bien. Por eso “resultado” en hebreo (תוצאה, totzaá) es igual a 502. 

jueves, 17 de marzo de 2011

LIBRO DE ALUSIONES

Dicen los sabios: El hombre sabio aprende con una alusión.
El tonto aprende con un puñón. (es decir, un puñetazo en la cara).
Por cierto, hay algunos imbéciles “consumados” que no aprenden incluso con repetidos “puños”. Muchos de ellos son políticos.
En arameo (la lengua hermana del hebreo y el lenguaje en el cual se expresaban los sabios), “alusión” (רמיזא, remiza) y “puño” (כורמיזא, curmiza) riman, son retruécano o juego de palabras. En castellano, uno puede decir: si no te alcanza una alusión necesitas un coscorrón.
Dios siempre nos está insinuando si embarcarnos o no en determinado sendero que deseamos. Un hombre sabio es sensible a las alusiones de Dios.
Pero hay diferentes tipos de hombres sabios, diferentes tipos de alusiones, y diferentes maneras de cómo interpretar las alusiones.
A veces la alusión tiene un interrogante acerca de lo aconsejable de realizar cierta decisión, o seguir cierta vereda. A veces la alusión dice sigue adelante, pero cuidadosamente. A veces la alusión dice primero comprende las sutilezas de la alusión misma y luego sabrás qué hacer.
Hay cuatro niveles para el estudio de la Torá. Uno de ellos es “alusión”, רמז, remez.
Lee y medita las eternas verdades de la Torá. Estate atento a sus alusiones intrínsecas. Se están dirigiendo a ti aquí y ahora.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El Espinazo de la Serpiente

En la Torá hay muchas aplicaciones de la “ley de los similares”.
Una de ellas es que para matar a una serpiente debes ser como una serpiente.
En guematria Mashíaj (358, משיח) es igual que serpiente (נחש, najash). Como son extremadamente opuestos de hecho son similares, numéricamente idénticos. En Cabalá, un número es definido como el conjunto de palabras o expresiones cuyas guematrias equivalen a ese número. Uno de los fenómenos más sorprendentes del lenguaje hebreo es que en cada uno de esos conjuntos hay un concepto y su opuesto.

Mashíaj es la única alma capaz de matar a la serpiente malvada, la mala inclinación en el corazón del hombre. El Zohar dice que el rey promete a su hija con aquel que mate a la serpiente malvada. El rey es el Rey de reyes, el Santo Bendito Sea. Su hija, la princesa, es el poder de la plegaria.
El servicio de la plegaria es en sí mismo una batalla espiritual con la serpiente malvada. Por eso al rezar debemos asumir una postura espiritual tipo serpiente.
Dicen los sabios que la columna vertebral de quien no se encorva al rezar (en los lugares determinados) se volverá como una serpiente en su fosa.
Nuestra “serpiente” es nuestra columna. Sostiene a nuestro cuerpo (y al alma) y está siempre disparando señales eléctricas a nuestros órganos.
Un pueblo debe poseer una espina saludable para luchar y vencer a sus enemigos.
Quiera Dios conceder al Pueblo Judío una espina saludable, una conciencia mesiánica. 

martes, 15 de marzo de 2011

EL LENGUAJE DE LA CREACIÓN

La Torá tiene un cuerpo y un alma, ley y misterio.
Ambos derivan de una misma fuente común: el lenguaje Hebreo.
El primer texto de Cabalá es el primer texto de gramática hebrea, el Libro de la Formación. Las miríadas de leyes de la Torá Oral son el producto del intenso y detallado análisis de la sintaxis del texto hebreo de la Biblia.
El primer paso hacia el conocimiento de la Torá es dominar el hebreo. El hebreo es la Lengua Sagrada, el lenguaje de la Creación. El nombre hebreo de una entidad es su fuerza de vida, su ser siendo continuamente recreado por el poder de su nombre. Así como la Torá comienza con el relato de la creación, el estudio de la Torá debe comenzar con el dominio del lenguaje de la creación.
La Torá comienza “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. La primera cosa que Dios creó fueron los cielos. La palabra “cielos” (שמים, shamaim) comienza con la letra shin (ש) seguida por la palabra “agua” (מים, maim). Has tres formas de leer la shin (las letras individuales representan a una palabra simple cuya primera consonante es esa letra) seguida por agua: “allí hay agua” (שם מים, sham maim, los cielos están llenos de agua), “eleva agua” (שא מים, sa maim, los cielos contienen agua [elevada]), “fuego [y] agua” (אש מים, esh maim, los cielos unen los dos opuestos fuego y agua). Todas estas lecturas (dichas por los sabios) son verdad y existen simultáneamente.
De acuerdo a estas tres lecturas, “agua” precede a “cielos”, porque cielos está definido como algo relacionado con el agua. Pero en hebreo, el agua misma no es más que la letra mem (מ, la 13ra letra del alfabeto hebreo) escrita en forma completa (מים, maim, dos mem con una iud en el medio, una hermosa alusión a la fórmula del agua, HOH, H2O). Entonces observamos un proceso creativo de tres etapas, desde la mem de agua a los cielos: מ-מים-שמים.
En numeración reducida, la mem = 4, agua = 9, cielos = 12. Juntas, las tres etapas suman 25 = 52.
4, 9, 12 comienza una serie cuadrática simétrica (calculada tomando las diferencias finitas), cuyos valores positivos son: 4, 9, 12, 13, 12, 9, 4, que en total suman 63 = 7 veces 9, “agua” (en numeración reducida), el valor promedio de los 7 números. El vértice de la serie, 13, es el valor ordinal de la letra mem. El promedio de los valores inspiracionales (מספרי השראה, misparei hashraá) de los 7 números es 169 = 132.
Esto es un ejemplo de un análisis/meditación elemental de una palabra en la Torá.

lunes, 14 de marzo de 2011

Amor Preventivo

Amar a un rashá no significa tolerar sus actos malvados. Si amas su alma harás todo lo que sea posible por prevenirlo de que haga algo malo.

Hay dos tipos de pecado, el pecado entre el hombre y Dios y el pecado entre los hombres. El pecado entre el hombre y Dios es perjudicial –para nuestra alma individual, para el alma colectiva de nuestro pueblo y para el alma cósmicaen el plano espiritual. El pecado entre los hombres es perjudicial no sólo espiritual sino también físicamente.
Los sabios enseñan que lo que es peligroso es más severo que lo que está prohibido.
Nuestra primera preocupación, como personas amorosas y compasivas y como una sociedad justa, es tomar toda medida para prevenir que el rashá cometa acciones malvadas a su prójimo.
Hay dos formas de amor, el que oculta la iniquidad de nuestro amado y el que la revela. Hacia el rashá debemos adoptar la segunda forma de amor. Ese amor es tan sensitivo para el alma del rashá que le hace conocer sus intenciones y toma medidas para evitar sus malas acciones antes de que las ejecute.

Amar a Tu Opuesto

Rabí Pinjas de Koretz (uno de los grandes discípulos del Baal Shem Tov) dijo que un tzadik (persona justa) consumado es quien ama a un rashá (persona malvada) consumado y que un tzadik aún no consumado es quien ama a un rashá aún no consumado.

El tzadik se ve a sí mismo reflejado en el otro lado. Se identifica con él y ama a ese reflejo se sí mismo.

En física, cada partícula tiene su antipartícula –las partículas existen de a pares (es decir, un electrón y un positrón). Cuando se encuentran se anulan entre sí, su unión los lleva a su origen común, la nada.

¿Cuál es la diferencia entre un tzadik y un rashá? El tzadik reconoce al rashá como su contrapartida espiritual (en el otro lado) y desea unirse a él por amor, regresar con él a la nada Divina de donde emanaron sus almas. Pero no es así con el rashá, por lo menos en su estado inicial de conciencia. Él se siente enemistado e infinitamente alejado del tzadik.

Al manifestar más y más su amor por el rashá, el tzadik alimenta la semilla/potencial sepultada profundo en el alma del rashá para reconocer su contrapartida sagrada y anhela unirse a él. Por eso algunos de los más grandes tzadikim y los más grandes reshaim fueron grandes amigos.

Al tomar contacto uno con el otro en amistad, sus realidades independientes cesan de ser ya un frío y distante tzadik ni un rashá alejado y enemistado. Simplemente dos hermanos, nacidos de un vientre común.

 

 

domingo, 13 de marzo de 2011

EL SUEÑO CAÓTICO DE ELISHA

Elishá Ben Avuiá fue apodado Ajer, “otro”, porque abandonó el lado de la Torá (el lado de la fe) y se fue al “otro lado” (el lado de la herejía).
Al dormir giramos de un lado al otro. Quien está más incómodo es el que más gira de lado, buscando descansar en el otro lado. Cuando las cosas se ponen más y más intolerables, la persona enferma, medio despierta y medio dormida, comienza a ver las cosas dadas vuelta, dando vuelta la realidad.
Isaías describe este triste estado en las siguientes palabras: “Pobre de aquellos que llaman mal al bien y bien al mal; que ponen oscuridad por luz y luz por oscuridad; que ponen amargo por dulce y dulce por amargo”.
No tienes que saber que estás enfermo para estar enfermo (en verdad, el conocimiento de nuestra enfermedad es la mitad de la cura). Ese fue el caso de Elisha Ajer.
Hagamos algo de cirugía numérica en Elisha (primero poniéndolo a dormir en la mesa de operaciones). Su nombre, Elisha (que literalmente se lee אלי שע, “Mi Dios se volvió [hacia mí]”!) equivale a 411, el valor de la 10ma palabra de la Torá, תהו, tohu, “caos” (“Y la tierra era caos…”). En Cabalá, el Mundo primordial del Caos es un estado espiritual inestable, un mundo de grandes luces y pequeños recipientes inmaduros, incapaces de contener las luces. La intensidad de las luces quiebra los recipientes. En este mundo, un alma del Mundo del Caos nunca encuentra reposo, siempre está dando vueltas de lado a (otro) lado.
En términos de las diez sefirot, las emanaciones Divinas que sirven de canales de la creación, el caos se identifica con la sefirot superior, la corona [keter] supra racional. El valor numérico de Elisha Ajer, 620, es igual a “כתר”, keter, “corona”.
De esto podemos inferir que para rectificar el alma de Elisha, las luces de la corona suprema, la mente inconciente, debe ser llevada a la realidad de la conciencia, volverse racional y capaz de distinguir entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, lo dulce y lo amargo.

viernes, 11 de marzo de 2011

EL GUSANO DEL ESCEPTICISMO

Elisha Ajer salió del paraíso como un hereje. ¿Qué fue lo que falló?
Un gusano lo había estado carcomiendo todo el tiempo. El gusano se llamaba: escepticismo.
Cuando Elisha Ajer [“el extraño”] entró al paraíso vió sentado al arcángel Metatrón. Pero él había estudiado que los ángeles no tienen permitido sentarse en el paraíso, sino sólo estar parados con temor al Todopoderoso. Conclusión 1: Los sabios no siempre están acertados en sus afirmaciones. Conclusión 2: Metatrón no está subordinado al Todopoderoso, sino que es un dios en sí mismo.
Lo que Elisha no sabía es que hay una excepción a la regla. Es verdad que los ángeles no tienen permitido sentarse en el paraíso, y que eso incluye a Metatrón. Pero uno de sus tareas ordenadas divinamente es inscribir en el libro de registros los méritos de Israel, y para hacer eso está autorizado a sentarse. Y eso es lo que Metatrón estaba haciendo cuando Elisha entró a las puertas del paraíso.
[Luego Metatrón fue castigado por no darse cuenta que Elisha podría malinterpretar que esté sentado. Se debería levantado inmediatamente, cuidando el destino de Elisha.]
Si Elisha no hubiera sido escéptico a la verdad de la Torá Oral no hubiera errado. Pero en secreto –quizás incluso para sí mismo- había sido escéptico todo el tiempo. De todas maneras, sólo después de su experiencia mística pudo justificar su escepticismo y llegar a sus conclusiones.
Antes de volverse amargo, Elisha tenía un gran discípulo, Rabi Meir. Incluso después de que Elisha separó sus caminos de la comunidad rabínica, Rabi Meir siguió en contacto con él. Y aunque no pudo rectificar a su mentor mientras vivía, Rabi Meir hizo lo mejor que pudo para rectificar el alma de Elisha después que murió.
Dicen los sabios que sólo Rabi Meir estaba calificado para realizar la tarea de rectificar a los herejes, especialmente herejes tan grandes como Elisha Ajer. De todos los sabios de la Mishná, Rabí Meir es el más mesiánico. Debemos aprender a tomar su guía. El subconciente está lleno de gusanos y agujeros de gusanos. Pero hay formas de desalojarlos.

jueves, 10 de marzo de 2011

LOS CIELOS Y LA TIERRA: EL INFINITO Y LO FINITO

"En el principio Dios creó los cielos y la tierra",
la experiencia de lo infinito y la experiencia de lo finito.
El hombre fue creado erecto, camina sobre en piernas. Caminando por la vida puede mirar a los cielos y percibir lo infinito, ó mirar hacia abajo a la tierra y experimentar lo finito. Se yergue en la tierra. Él es parte de lo finito.
Al caminar, las manos hacia abajo se mueven hacia delante y atrás a nuestros costados. Pero de repente uno se detiene para maravillarse de la infinitud de los cielos. "Levántate y contempla las maravillas de Dios." Las manos se elevan espontáneamente en oración al Todopoderoso, el creador de los cielos y la tierra.
"Los cielos son los cielos de Dios, y la tierra la ha dado a los hombres." ¿Por qué repite "los cielos son los cielos"? El segundo "cielos" se interpreta como "asombro". Parados con asombro ante la experiencia de la infinitud de los cielos de Dios, proyectamos ese sentimiento de asombro a nuestras experiencias finitas en la tierra.

martes, 8 de marzo de 2011

Sobreviviendo al Paraíso

Cuatro sabios entraron al paraíso [פרדס, Pardés, “huerto”] 
intentando rectificar el pecado original de Adam. 
Sólo uno, Rabí Akiva, entró en paz y salió en paz.

Uno murió, uno enloqueció y uno se volvió hereje. ¿Qué protegió a Rabi Akiva? ¿Cuál fue su secreto?
Antes que Rabí Akiva preparase su travesía espiritual, antes de comenzar su ascenso hacia los mundos superiores, se comprometió a no transgredir nunca la voluntad de Dios, nunca ir más allá de las fronteras de su mente y de su alma, esos límites que Dios fijó para él.

A pesar de que sus mundos mentales y espirituales estaban expandiéndose continuamente debido a su intenso esfuerzo dedicado a comprender más y más los misterios de la creación y el Creador, de todas maneras un universo en permanente expansión todavía permanece limitado.

Cuanto más acelerada es la expansión de nuestro universo interior, nos es más difícil reconocer nuestras limitaciones en un determinado momento. Pero Dios sabe cuándo hemos alcanzado nuestro límite, y Él nos indica que es tiempo de frenar y regresar, sólo tenemos que ser capaces de captar Su señal.

Nuestro compromiso verdadero con Dios y la auto anulación en Su Presencia nos dota de un sentido interior para advertir cuándo hemos llegado a nuestro límite. En ese momento crítico recibimos la señal de Dios y sabemos que hemos ido lo más lejos que podemos ir y que ahora es el momento de retornar, en paz.

Nuestro compromiso de retornar debe preceder a nuestro ascenso. Pero en nuestra carrera subiendo hacia Dios necesitamos no tener en mente el retorno que vendrá a continuación (el pensamiento de retornar en medio de la carrera ascendente debilitará la fortaleza de la corrida). El compromiso está allí todo el tiempo en nuestra mente inconciente y exactamente en el momento justo. Este es el secreto de Rabí Akiva. 

Aceptar Nuestras Limitaciones Mentales

No debilites tu mente tratando de esforzarte demasiado en entender cosas 
que están por encima de tu capacidad de comprender.

Nuestras mentes son limitadas, funcionan dentro de un dominio finito, un universo finito. A medida que maduramos y utilizamos nuestras mentes lo mejor que podemos, nuestro universo se expande y el factor de expansión crece, se acelera. Pero el universo permanece finito.

En Cabalá, el universo de nuestras mentes -nuestra sabiduría, entendimiento y conocimiento- se extiende hacia lo alto para incluir la emanación Divina de belleza (tiferet) en donde está investido, como un alma dentro del cuerpo, el conocimiento (daat) del Creador de Su creación.

Belleza y verdad son uno. Juntos suman “Israel” (100, 102, יפי-iofi-belleza, más 441, 212, אמת-emet-verdad = 541, el 101ro número primo desde 1, que es igual a Israel, ישראל). El nombre Israel permuta para formar “para mí es una cabeza” (לי ראש, li rosh). Esto significa que el límite superior, la cabeza, de Israel, es la capacidad de comprender la unidad de la belleza y la verdad, las dos cualidades dadas a Iaacov, a quien Dios llamó Israel.

Pero nuestras mentes finitas no pueden entrar a la esfera de la realidad Divina en lo alto belleza y conocimiento (de la creación), la esfera de la sabiduría y entendimiento propios de Dios, “las cosas ocultas”, según la expresión de la Torá.

En Cabalá se da el ejemplo de un conserje que trata de cargar más de lo que físicamente es capaz. Se debilitará por el esfuerzo –débil física y psicológicamente, frustrado al haber invertido mucho esfuerzo en vano. Será incapaz de cargar incluso lo que estaba acostumbrado a cargar en el pasado.

¿Qué hay fuera del universo finito de nuestras mentes? La luz infinita de Dios. ¿Cómo la podemos alcanzar? Con fe, pero sólo después de haber alcanzado el límite de nuestro universo mental.

La Creación del Mal Entendido

“Sabiduría” (73, חכמה, jojmá), es igual a “malentendido” (אי-הבנה, i-havaná). 
La palabra fue creada con sabiduría, que da origen al malentendido. 
¿Por qué se malentiende a las personas inteligentes?

En una de las traducciones tradicionales de la Biblia al arameo, la primera palabra, “En el principio”, es traducida como “con sabiduría” (basado en el verso de los Salmos: “El principio de la sabiduría es el temor a Dios”). Sabiduría, חכמה, es igual a 73, pero también malentendido, אי-הבנה

El Zohar alude a las dos facultades intelectuales de sabiduría y entendimiento (
חכמה ובינה, jojmá ubiná) como “dos compañeros que nunca se separan”. Pero hay una dimensión oculta de la sabiduría que no se une con el entendimiento. Esa es la sabiduría de “En el principio…” y esa es la sabiduría que crea el malentendido.

Las personas muy inteligentes siempre son malentendidas, malinterpretadas, incomprendidas. Cuánto más aún respecto al Creador. Él, el epítome de la sabiduría, es el más malentendido. Pero Él sabe lo que está haciendo cuando crea un mundo de mal entendimiento.

En todo malentendido, en todo el caos, Él planta una semilla de entendimiento: el alma Divina dentro del hombre, la afinidad innata de la conciencia del hombre de recibir la Torá de Dios.

Dios quiere que iniciemos nuestra travesía en la vida en un estado de mal entendimiento, pero a través de la Torá y sus senderos alcanzar el entendimiento. Hasta de Moshé se dice: “Moshé mereció el entendimiento”. Él no lo tenía al nacer.

Nube de Gloria, el Pilar de Fuego

Cada uno de nosotros tiene un tabernáculo dentro de nuestro corazón. 
Una nube de gloria sobre el tabernáculo en el día 
y una columna de fuego durante la noche.
Tanto la nube de la gloria y la columna de fuego simbolizan estados de conciencia, uno en un escenario de luz (día) y el otro en un escenario de obscuridad (noche).

La nube de ‘’Gloria de Dios" es la conciencia de que todo lo que Dios creó en el mundo es "para Su gloria", lo que significa que cada aspecto de la realidad creada es en última instancia el propósito de reflejar y revelar la Presencia del Creador, hasta ahora oculta. Esta es la conciencia del día, que de acuerdo a un adagio Jasídico se enuncia: "todo es Dios." 

La columna de fuego ilumina la oscuridad es decir, revela la esencia de las tinieblas (el significado esencial de  ver nada en la oscuridad) que toda la realidad creada es obscura, prácticamente no existe, porque sólo Dios  verdaderamente existe. "Dios es todo."

El Jasidismo concluye  que debes tener ambos, noche y día, "Dios es todo,  todo es Di-s". Este es el continuo "correr y regresar", el pulso y la fuerza vital de la esencia del alma Divina.