Harav Yitzchak Ginsburgh

lunes, 25 de julio de 2011

El Ojo De La Mente, El Ojo Del Corazón

Tanto la mente como el corazón poseen un “ojo interior”. En Shabat, el ojo interior de la mente se abre para ver la Divinidad en meditación contemplativa. En el Templo el ojo interior del corazón se abre para ver a la Divinidad en la oración sincera.
El verso dice: “Y harán para Mí un santuario y Yo moraré dentro de ellos”. Y los sabios lo interpretan: “no dice ‘en dentro suyo’ (implicando que la Presencia Divina morará solamente en el interior del santuario físico) sino que ‘dentro de ellos’ –en el punto más interno del corazón de cada judío”.
Aunque está prohibido para el no-judío observar (cumplir todas las leyes de) Shabat, el Templo intenta ser “una casa de oración para todas las naciones”. Cuando un no-judío llega al Templo Sagrado de Ierushalaim a volcar su corazón al Dios de Israel en oración, experimenta la Presencia Divina que reside en el Templo. La increíble experiencia de entrar en el santuario de Dios llevó a muchos no-judíos (incluso aquellos que sólo vinieron a ‘hacer una visita’ al Templo judío) a convertirse al judaísmo.
El tiempo del exilio posterior a la destrucción del Templo físico (debido a nuestros pecados), es una época en que “ya no vemos nuestras señales [de Divinidad revelada]”. En el Cantar de los Cantares está descripto como un tiempo en que “Yo estoy dormido, pero mi corazón está despierto”. En el sueño los ojos se cierran, y lo mismo ocurre durante el exilio, el ojo interior del corazón se cierra en el plano consciente del alma (“estoy dormido”), no obstante queda abierto y despierto en el plano inconsciente (“sin embargo, mi corazón está despierto”). La experiencia inconsciente del ojo interior del corazón es lo que nos inspira y motiva, mientras permanecemos en exilio, a dedicar nuestras vidas a la Torá y las buenas acciones.
En Cabalá, el Shabat es sabiduría (que correspondiente a la iud del Nombre esencial de Dios), y “la sabiduría es la (experiencia primaria de la) mente”. El Templo es entendimiento (que corresponde a la primera hei de Havaiá), y “el entendimiento [permea] el [la experiencia del] corazón”. La sabiduría está por encima del tiempo, y de igual manera el Shabat se queda con nosotros para la eternidad (porque la esencia de la mente y la experiencia de su ojo interno son inmutables). Ahora el lugar del Templo visible (el entendimiento se asocia con “lugar”) está desolado (los juicios severos son manifestaciones del entendimiento, no de la sabiduría y  de la experiencia del corazón y las facultades de su ojo interno, a veces reveladas y a veces ocultas), pero pronto será reconstruido con la llegada del Mashíaj. Entonces atestiguaremos la Divinidad con el ojo interior de nuestro corazón a un nivel superior y más esencial del que puede ser presenciado por el  ojo interior de la mente.