Harav Yitzchak Ginsburgh

martes, 31 de mayo de 2011

ERES el Guardián de tu Hermano

Después que Caín asesinó a Abel Dios le preguntó: “¿Dónde está Abel tu hermano?” Él le contestó: “No lo sé, acaso soy el guardián de mi hermano?”
Dios respondió: “¿Qué has hecho?” La voz de la sangre de tu hermano clama a Mí desde la tierra…”
La primera pregunta que Dios plantea a Caín luego de su pecado fue “¿dónde…?”, la misma pregunta que planteó a Adam después de su pecado. La segunda pregunta que planteó fue “¿qué?”
Saber lo que has hecho es una consecuencia, un derivado de conocer dónde están tú y tu hermano.
La verdad es que se pretende de cada uno de nosotros que seamos el guardián de nuestro hermano. Somos responsables uno del otro, porque somos parte del otro, nuestras almas están conectadas. Así como uno debe preguntarse “¿Dónde estoy?” también debe preguntarse “¿Dónde está mi hermano?”
El pecado es desubicar la realidad, desplazar las almas. Y por eso, después de pecar Dios le pregunta “¿dónde?”. Dicen los sabios: “¿Quién es sabio? Aquel que reconoce su lugar”. El hombre sabio reconoce su lugar y se mantiene en su lugar propio, el lugar que Dios deseó para él en la creación.
Al Baal Shem Tov no le gustaba mover las cosas sin una buena razón. Dicen los sabios: “No hay ninguna cosa que no tenga su lugar”. Cada cosa, no sólo cada persona, tiene su lugar apropiado en la creación.
Estar en tu lugar es no estar estático. Justamente lo opuesto: sólo cuando reconoces y estás en tu lugar puedes ser dinámico, estar siempre en movimiento. Primero tienes que estar asentado, debe identificar tu base, permanecer arraigado a tu lugar, y entonces no importa cuán alto puedas ascender, permaneces conectado a tu lugar.
Esto parece ser una paradoja. Para entenderlo volvamos a Génesis. En el principio (del tiempo, justamente la primera creación) Dios creó dos lugares, un lugar espiritual superior y un físico inferior, los cielos y la tierra. El alma del hombre proviene del cielo y su cuerpo de la tierra. Su alma desciende desde lo alto y entre a su cuerpo terrenal. Pero la raíz de su alma permanece arriba y conectada con el alma en el cuerpo.
Conocer nuestro sitio en la creación (ser sabio) es saber que estamos en dos lugares simultáneamente. A pesar de que nuestros cuerpos están abajo, nuestras almas son los cielos y allí es donde todas las almas están unidas. Saber esto es saber que (aquí, en la tierra) son el guardián de mi hermano. Asumir responsabilidad por mi hermano, en su lugar aquí abajo (“¿Dónde está Abel tu hermano?”), me da el poder de moverme libremente en todas direcciones, arriba (hacia el cielo) y abajo (hacia la tierra) y las cuatro direcciones terrenales.

“Este es Él”: El Exterior y el Interior del Rey David

La descripción del Rey David, “colorado con ojos hermosos” (“אַדְמוֹנִי עִם יְפֵה עֵינַיִם”, Admoní im iafé einaim) equivale a “reinado” (maljut, 496, מלכות). Eso es lo que se necesita para ser un rey y gobernar el reinado.
El verso completo “Y envió y se lo trajeron, y era colorado con hermosos ojos y bien parecido, y dijo Dios: Levántate y úngelo porque este es él” (“וַיִּשְׁלַח וַיְבִיאֵהוּ וְהוּא אַדְמוֹנִי עִם יְפֵה עֵינַיִם וְטוֹב רֹאִי וַיֹּאמֶר י-הוה קוּם מְשָׁחֵהוּ כִּי זֶה הוּא”, Vaishlaj vaiaviehu vehu admoní im iafé einaim vetov roí, vaiomer Havaiá: cum meshajehu ki ze hu) suma 4 veces reinado, 4 veces “colorado con ojos hermosos” (correspondiente, en Cabalá, a la manifestación de la sefirá de reinado en cada uno de los cuatro mundos, Emanación, Creación, Formación y Acción).
Otra indicación de que la frase “colorado con ojos hermosos” es el núcleo central de todo el verso es que el verso contiene 16 palabras mientras que la frase “colorado con ojos hermosos” contiene 16 letras. 16 = 42. La frase “colorado con ojos hermosos” contiene 4 palabras (22, la raíz de 16). Estos son ejemplos notables de autoreferencia.
El “sello” del verso es “porque este es él” (כי זה הוא, ki zé hu). Éste (זה, ze) = él (הוא, hu). Explican los comentaristas que esto significa que la apariencia revelada de David, su manifestación en Este Mundo (“este”) refleja exactamente su esencia oculta, su manifestación en el Mundo por Venir (“él”). Por cierto, “este es él” (זה הוא, ze hu) suma “David”, tal como su nombre aparece a menudo en la Biblia: דויד. Lo rojo de David deriva de su “este” mientras que sus hermosos ojos derivan de su “él”. Shmuel primero vio sólo su “este” pero no la inter-inclusión de su “él” con su “este”.
Previamente Dios había reprendido a Shmuel quien erróneamente pensó que el hermano mayor de David era el que debía ser ungido, diciendo “no mires su apariencia… porque Dios no ve como ven los hombres, porque el hombre mira la apariencia exterior, pero Dios mira en el corazón” (“אַל תַּבֵּט אֶל מַרְאֵהוּ… כִּי הָאָדָם יִרְאֶה לַעֵינַיִם וַה’ יִרְאֶה לַלֵּבָב”, “al tabet el marehu… ki adam ireé laeinaim vaHashem ireé lalevav”).
Pero Shmuel fue incapaz de internalizar completamente la corrección que Dios le hizo (demostrando así la misma afirmación de Dios acerca de la diferencia entre Él y el hombre). Y una vez más erró en su primera impresión de David; sólo vio su “este” pero no su “él”.
“Colorado con hermosos ojos [= reinado] y bien parecido” (אדמוני עם יפה עינים וטוב ראי, 730) junto con “este es él” (24) = 754 = 13 veces 58. Donde 13 = “uno” (אחד, ejad) y 58 = “gracias” (חן, jen), la belleza simétrica. En numeración pequeña, “gracia” es igual a “uno”. “Pero Dios mira en el corazón” (וַי-הוה יִרְאֶה לַלֵּבָב, vaHashem ireé lalevav) suma 312 = 13 (uno) veces 24, donde 24 = “este es él” (זה הוא) o David (דויד).
“Colorado con ojos hermosos y bien parecido” junto con “porque este es él” (כי זה הוא) suma 784 = 282 (28 = 2 veces 14, David, דוד).
Tomando las letras en forma alternada en la frase “Colorado con ojos hermosos” se divide “reinado”, 496 en 196, 142 (David al cuadrado) y 300, el triángulo de 24 (= “este es él)! El valor completo, 496, es en sí mismo el triángulo de 31 (El Nombre de Dios El, א-ל). Así llegamos a la expresión matemática: 142 más el triángulo de 24 = triángulo de 31, que se generaliza así:
(4n más 2)2 más triángulo (7n más 3) = triángulo (9n más 4)
Este, entonces es una expresión matemática “real”.

¿Dónde Estoy? El Secreto de la Conciencia Divina

Luego de su pecado Dios le preguntó a Adam ¿Dónde estás? ¿Acaso sabes a qué profundidad has caído?
Adam comió del fruto prohibido del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal. Fue tras el conocimiento (Dios quiere que seamos conocedores, no es verdad?) Y lo consiguió -el conocimiento de la profundidad a la cual ha caído al desobedecer la palabra de Dios.
La respuesta al interrogante “¿Dónde estoy?” tiene un lado objetivo y un lado subjetivo. Objetivamente, estoy aquí en este, el más bajo de los mundos, un mundo de falsedad, etc. Subjetivamente, yo soy responsable de haber ingresado a este estado psicológico del ser.
“¿Dónde estoy?” es el segundo de nuestros seis interrogantes existenciales. El anteúltimo es ¿Quién me puso aquí? Y la pregunta que hemos presentado fue: ¡Dios!
Así, por un lado (la mano derecha, por decirlo así) Dios me puso aquí, pero por el otro lado (la mano izquierda) yo soy responsable por haber hecho que llegue a este lugar. Desde el punto de vista objetivo Dios me puso aquí (nadie más tiene el poder de ponerme en todo lugar), pero desde el punto de vista subjetivo yo he pecado y por eso caí en este estado psicológico alienado.
Como dijimos, la pregunta “¿Dónde estoy?” y su respuesta “es este el más bajo de los mundos” es el interrogante del reinado (maljut), la más baja de las sefirot Divinas, de la que está dicho: “Su pie desciende hasta la muerte”. En hebreo, “pie” significa “hábitos”. Pecar no es más que caer en malos hábitos. Y mira a dónde nos lleva (con sus/nuestros pies)!
“¿Quién me puso aquí?” es la pregunta de la corona (keter), la más elevada de las sefirot Divinas, el origen supra conciente de la fe, el placer y la voluntad. “El final está incrustado en el comienzo y el comienzo en el final”. Si caes, cuanto más alto estabas más bajo caes.
Dios le preguntó a Adam “¿Dónde estás?” (איכה, aieka). Elevando al cuadrado cada una de las cuatro letras de esta palabra (12+102+202+52) da 526 = 526, “conciencia”. Eso fue lo que quiso Adam y eso recibió. El producto de las cuatro letras (1x10x20x5) es 1000, aludiendo a las 1000 luces que fueron dadas a Moshé en el Sinaí, la conciencia Divina perfecta y rectificada. La rectificación del pecado de Adam se produce adquiriendo el conocimiento de la Torá, que está en sí mismo inherente en el pecado, la búsqueda del conocimiento.