Harav Yitzchak Ginsburgh

jueves, 14 de abril de 2011

Libertad de Hablar

En hebreo, la palabra Pesaj (פסח), se puede leer Pe Saj (פה סח), “boca que habla”. Pesaj celebra la libertad primera y principal: la libertad de hablar.    

Dios no revela, incluso a los más grandes de los profetas, cuando exactamente va a venir el Mashíaj y traerá la redención al mundo. Dios quiere que nosotros creamos que Mashíaj puede llegar este mismo día, y recemos lo más ardientemente posible que en verdad llegue hoy. Los sabios nos han brindado varias señales para saber cuándo el momento es oportuno, pero nunca podemos saber realmente con seguridad, sólo podemos creer y rezar. Esto es exactamente lo que quiere Dios, porque Él desea que alimentemos en nuestras almas la conciencia mesiánica, un estado de conciencia que no es de conocimiento sino de fe y plegaria.
“Su corazón no comunica (y no puede) a Su boca”. Esta es la expresión que los sabios utilizan para describir el bloqueo que existe, como si fuera, entre el corazón y la boca de Dios, es decir, Su incapacidad de revelarnos la fecha de la redención.
Pero podemos identificarnos con Dios a ese respecto. Todos sabemos qué dificultoso y virtualmente imposible es expresar en palabras nuestros pensamientos y sentimientos más profundos, aquellos que yacen ocultos en nuestros corazones.
La capacidad de ahondar en las profundidades de nuestros corazones y encontrar las palabras correctas para dar expresión verbal a nuestros hasta ahora pensamientos y sentimientos inconscientes es en sí mismo el secreto de la llegada de nuestro Mashíaj individual y personal.
En forma similar, que Dios nos diga cuándo llegará el Mashíaj es en sí mismo la llegada del Mashíaj. Decirnos que Mashíaj llegará mañana es no decirnos nada en absoluto! Mashíaj es la revelación del corazón de Dios a nosotros, por eso cuando Él nos cuenta acerca de su llegada, él ya está aquí.
Pesaj es la festividad de la libertad, la libertad del habla. No sólo la libertad de expresar en palabras nuestros pensamientos conscientes, sino la libertad de expresar lo profundo de nuestro inconsciente, lo profundo de nuestra fe (comemos matzá, “el alimento de la fe”, para hablar palabras de fe). Dios Se nos empieza a expresar liberándonos de Egipto en el plano externo, físico, incitándonos así a expresarnos. Al expresarnos provoca en Él dar expresión absoluta de Sí mismo. Esta es la llegada del Mashíaj.  

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