Nuestro origen está en la nada Divina. Nuestro objetivo es entender todo, como se dice: “Aquellos que buscan a Dios entenderán todo”.
Venimos de la sabiduría, el principio padre, y vamos al entendimiento, el principio madre. Padre, “la profundidad del principio”, es “la nada” (“la sabiduría aparece de la nada”, la “nada”. la fuente de todo nuevo entendimiento, de cada nuevo flash de sabiduría revelada, es la esencia misma de la sabiduría). Madre, “la profundidad del final”, es “cada cosa” o “todo” (el secreto del Mundo Venidero). Todo se refiere a la totalidad de las 50 puertas del entendimiento, incluyendo la puerta 50, la comprensión de Dios y Sus caminos. La palabra “todo” (כל, col) equivale a 50.
La Festividad de Shavuot, que conmemora la entrega de la Torá, es el día 50 del Omer, que comienza el segundo día de Pesaj. El primer día de Pesaj, el día del Éxodo de Egipto (el nacimiento de una nueva entidad nacional, Israel, desde un estado psicológico de servidumbre –el nacimiento de algo de la nada), viene de la nada. La culminación, la recepción la Torá en el Sinaí, es alcanzar nuestra meta –todo.
De hecho, en la Entrega de la Torá en Shavuot está el llegar de la nada (la sabiduría) y el ir a todo (entendimiento). La Torá es la manifestación primaria en la realidad de la sabiduría infinita de Dios, como está dicho: “La Torá viene de la sabiduría”. Dios nos da la Torá de Su sabiduría, de la nada Divina. Recibimos y asimilamos la Torá de Dios con nuestra facultad de entendimiento. Este es un proceso continuo que comienza en Shavuot, procediendo a la comprensión final del todo (el “sentido” del mes de Sivan es el sentido del proceder adelante).
El proceso de ir desde la nada, la sabiduría, al todo, el entendimiento, se repite varias veces durante todo el año. Después de Shavuot hay una manifestación negativa (que en el futuro se transformará en el bien supremo), los “Tres Semanas” del 17 de Tamuz al 9 de Av. Este es un período de duelo por la destrucción del Templo. Comienza el día en que Moshé rompió las Tablas del Pacto ante los ojos del pueblo después del pecado del Becerro de Oro y culmina el día en que la gente lloraba por el informe de los espías sobre los habitantes de la Tierra de Canaán (la Tierra Prometida), que eran demasiado fuertes para ser conquistados. Estos dos eventos corresponden al (defecto del) sentido de la vista (el sentido de Tamuz) y el sentido del oído (el sentido de Av), que a su vez corresponde a sabiduría y entendimiento.
Luego vienen los Diez Días de Arrepentimiento, a partir de Rosh Hashaná, correspondientes a la sabiduría en el alma, y culminan en Iom Kipur, que corresponde al entendimiento en el alma.
Luego vienen las dos festividades de Janucá y Purim, la festividad del aceite, sabiduría, y el festival del vino, entendimiento.
Estos cuatro períodos de transición, desde la sabiduría hasta el entendimiento, a partir de la nada hasta el todo (que corresponden a las cuatro letras del Nombre esencial de Dios, Havaiá) comprenden un total de 162 días del año. En un año normal de 354 días (12 meses lunares, alternando 30 a 29 días) quedan 192 días, el valor de “’en todo’ ‘de todo’ ‘todo’” (בכל מכל כל, bacol, micol, col), las tres formas de “todo” que aparecen en referencia a los tres Patriarcas, de lo cual los sabios aprenden que probaron en este mundo el sabor de el Mundo Venidero, la suprema experiencia de “todo”, el lugar a donde nos dirigimos.
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