En castellano podemos preguntar “¿Hacia dónde te diriges?” en lugar de “¿A dónde vas?”. La expresión paralela en hebreo es “¿A dónde se orienta tu rostro?” (לאן פניך מועדות, leán panaij muadot)
“¿Hacia dónde te diriges?” (Where are you headed, lit, hacia dónde va tu cabeza”) sugiere consciencia (conciencia de tipo vectorial. “La cabeza” en esta expresión es como la cabeza de una flecha), que tienes en mente el objetivo hacia donde te diriges. Podría también implicar que vas hacia un objetivo consciente, para lograr un propósito específico en la vida. Te “diriges” hacia una “finalidad”, en última instancia, hacia “la profundidad del final”, el entendimiento (la consciencia rectificada), el Mundo Venidero.
En la Biblia, la expresión “a donde se orienta tu rostro” aparece sólo una vez. El rey de Babilonia habla a su espada (en hechicería), “Ve en una dirección, ya sea a la derecha [a Ierushalaim] o hacia la izquierda [hacia Rabat Amón], a donde se orienta tu rostro” (“הִתְאַחֲדִי הֵימִנִי הָשִׂימִי הַשְׂמִילִי אָנָה פָּנַיִךְ מֻעָדוֹת”, “hitajadí haiemini hasmili ana panaij muadot”).
De este contexto de maldad podemos aprender para el bien. Tenemos que elegir un camino en la vida y seguir ese camino, el camino que nos lleve al destino al que nos dirigimos. El versículo comienza con la raíz “uno” en la forma reflexiva –“convertirse en uno” (התאחדי). Elegir un camino en la vida es identificarnos plenamente con ese camino, para convertirnos en uno con él. Nosotros, el pueblo judío, somos llamados “un pueblo en la tierra”. Dios nos ha enviado para traer la conciencia de la unidad verdadera y absoluta a toda la humanidad. Lo realizamos al convertirnos en uno con nuestro camino, el camino de la Torá.
La inclinación inconsciente del alma Divina es hacia la derecha, elegir (preferir, ya que todos los demás factores conscientes están en igualdad de condiciones) ir a la derecha (y hacer el bien; en castellano “ir derecho”; en castellano se dice lo correcto es derecho, tomar la decisión correcta, hacer lo correcto –si estuvieses en el camino equivocado en la vida, ir a la derecha es reparar tus caminos, hacer teshuvá).
Ir a la derecha es dirigirse (orientar tu rostro, en hebreo, “cara”, panim, significa “intención interna”, pnim) hacia Ierushalaim, la ciudad de la paz, el verdadero destino de cada judío y de toda la humanidad.
El rey de Babilonia (que al final fue por derecho, pero en aras de un propósito equivocado, de lo cual podemos inferir que existen “derechistas” absolutamente equivocados) estaba afuera, con su espada apuntada, para destruir a Ierushalaim. Nuestro destino es la reconstrucción de Ierushalaim y el Templo Sagrado en su centro, para alcanzar nuestro objetivo, que es también el objetivo de Dios –“Mi casa será la casa de oración para todas las naciones.”
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